A pesar de ser el órgano del cuerpo humano más extenso, no se le suele brindar a la piel la atención que despiertan otros órganos como el cerebro o el corazón.
Sin embargo, por las funciones que desempeña, como proveer receptores para el tacto o regular la temperatura corporal, la piel requiere cuidados específicos, ya que funciona como un espejo de cada persona: revela su nutrición, estado de ánimo, estrés y tipo de vida.
Contra lo que se puede creer, la genética no es la principal responsable de que la piel refleje prematuramente cansancio, arrugas o signos de envejecimiento. El 75% de los factores que afectan la piel son controlables y dependen directamente de los cuidados que se le brindan.
Por eso es fundamental seguir una rutina que limpie, hidrate, nutra y trate la piel por problemas específicos, pues atenderla no es solo cuestión de belleza sino también de salud.
Del Catálogo C-01/2010
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